Ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires, Azul constituye un nudo de comunicaciones, que el tiempo y la belleza paisajística han logrado convertir en destino clásico del miniturismo y las salidas cortas de fin de semana. Construida sobre las márgenes de un arroyo, la localidad encuentra el origen de su nombre en las aguas cristalinas de este curso, al cual debe además sus atractivos panorámicos y recreativos.
Azul combina en su territorio sierras milenarias e inagotables llanuras, fundándose como un sitio de extraordinaria diversidad y hermosura. Parques y paseos con atrayentes grupos escultóricos le dan esa apariencia agradable, mientras ostenta como lugares emblemáticos a las antiguas estancias y pulperías conservadas en su territorio, y al Monasterio Trapense donde se realizan retiros espirituales.
Con su brillo de características indefinidas, Azul encanta a todo aquel que se lanza a recorrer sus múltiples senderos en busca del descubrimiento de la fuente principal de su belleza. Natural, agreste, cultural, serena, es atravesada al menos por tres circuitos diferenciados que develan, al menos en parte, la razón de su magnetismo.
El itinerario por los atractivos de la localidad de Azul puede iniciarse en el centro urbano mismo, admirando la arquitectura Art Decó de sus edificios – obra del distinguido Francisco Salamone-, el diseño paisajístico de sus plazas, e inmiscuyéndose en sus diferentes espacios culturales. Esto es lo que se conoce en los programas turísticos como Circuito Histórico Cultural, teniendo en Azul paradas obligadas como el Museo Etnográfico y Archivo Histórico Enrique Squirru, el Museo Municipal de Arte, el Museo de Ciencias Naturales, el Teatro Español, la Pulpería San Gervasio, y numerosas Estancias.