San Pedro de Colalao, Tucumán

Extendida a lo largo de un angosto valle a 1100m.s.n.m, y bordeada por los ríos de montaña Tipas y Tacanas, se encuentra San Pedro de Colalao, villa veraniega de ubicación estratégica y clima benigno. Belleza, arqueología y todo lo necesario para disfrutar al máximo de las vacaciones, se conjugan en esta localidad rodeada de espléndidas serranías.

Principal centro turístico del atractivo circuito del Valle de Choromoros, San Pedro de Colalao cuenta con deslumbrantes días de sol y noches frescas, y con una infraestructura hotelera, campings y servicios que la convierten en el sitio ideal dónde desarrollar turismo aventura durante todo el año.

San Pedro de Colalao, Tucumán

Restos arqueológicos hacen ricas en historia y cultura las tierras de este poblado tucumano, siendo el más destacado el petroglifo conocido como “Piedra Pintada”, un escenario de gran vegetación donde yace una roca tallada con 45 figuras. Festivales folclóricos, ferias artesanales, guitarreadas, fogones, teatro campestre, son todas manifestaciones culturales que se combinan para hacer de San Pedro de Colalao el destino turístico elegido por multitudes de diversas procedencias.

Cerros y montañas que disparan la adrenalina; senderos dónde disfrutar del paisaje y la quietud; y una Reserva Fitozoológica que permite apreciar de numerosas especies exóticas y autóctonas, además de la flora propia de la región; hacen de esta villa el paraíso del turismo natural y de descanso.

Aventura, naturaleza, cultura, arqueología, tranquilidad y aire puro, San Pedro de Colalao es, como aseguran los lugareños, la “sucursal del cielo”, y nadie puede privarse de visitarla.


Historia de San Pedro de Colalao

Don Pedro de Ávila y Zárate se habría apropiado ilegítimamente de estas tierras en 1692, cinco años más tarde, un fallo real lo obligaría a devolverlas. De aquí provendría el topónimo “Colalao”.

San Pedro de Colalao, Tucumán

El nacimiento de la localidad como villa de descanso se remontaría al año 1876, cuando las tierras pasan a manos de los terratenientes J. Albezo y L. Paz. Sus privilegiadas características climáticas y geográficas la lanzarían muy tempranamente como centro turístico de distensión.